En España, y en muchos países del mundo, los trabajadores del Fitness nos hemos enfrentado a Gobiernos que tiene la creencia de que los centros deportivos son espacios altamente propagadores de COVID obligando a su cierre. Es por ello que en este post recopilamos diferentes grupos de estudio que han trabajado en investigaciones donde analizan la incidencia que tiene el COVID-19 en estos espacios.

En primer lugar, el grupo de estudio TRAIN junto a otras instituciones realizaron un estudio en Noruega. La muestra utilizada fueron personas entre 18 y 64 años sin tener ninguna enfermedad o patología previa relacionada con el COVID.  En total fueron seleccionados 3.764 participantes (1.929 mujeres y 1.835 hombres) y se dividieron en dos grupos: grupo de entrenamiento (1.896 personas) y grupo de no-entrenamiento (1.868 personas).

De todos los participantes seleccionados del grupo de entrenamiento un 81,1% entrenó mínimo una vez en alguna de las cinco instalaciones cedidas para el estudio y el 38,5% entrenó seis veces o más.

Después de este periodo de prueba de dos semanas, el 88,7% (1682 participantes) de los individuos del grupo de entrenamiento y el 71,4% (1334 participantes) del grupo de no-entrenamiento se sometieron a las pruebas de PCR del SARS-CoV-2. Se realizaron un total de 3.016 pruebas de las cuales solo hubo un positivo, pero más tarde se descubrió que en su puesto de trabajo había estado en contacto con dos positivos, por tanto, no se contabilizó como contagiado en los centros deportivos. Por otro lado, durante este periodo de pruebas, hubo 6 ingresos hospitalarios (4 en el grupo de entrenamiento y 2 en el grupo de no-entrenamiento): de los cuales 5 no presentaban ningún síntoma relacionado con el COVID-19 pero 1 sí, que fue ingresado con problemas pulmonares (más tarde se comprobó que no estaba relacionada con el COVID). En el caso de los empleados, 83 de ellos (91,2%) se realizaron las pruebas de PCR del SARS-CoV-2 y ninguno dio positivo.

Al mismo tiempo de las pruebas, 106 personas tuvieron visita al hospital y 6 fueron ingresadas, pero en ninguno de los grupos fue debido al COVID.

En cuanto a las pruebas se predefinió una diferencia del 1% entre las personas que entrenaban y las que no, y tras el estudio se demostró que hubo una diferencia del 0,05% (solo hubo un positivo).

Se llegó a la conclusión que, con buenas medidas de higiene y distanciamiento social, la incidencia de propagación de COVID-19 en los centros deportivos es mínima.

En segundo lugar, el estudio realizado en Colorado por el Oregon Consulting Group, que se buscó relacionar la asistencia a los gimnasios con los casos de coronavirus, cogiendo el periodo de 32 semanas (marzo-octubre).

Durante este periodo se contabilizaron 8,5 millones de visitas a los gimnasios y más de 59 brotes de coronavirus (aproximadamente unos 9.700 casos de COVID-19), ninguno de ellos relacionados con centros deportivos. Al mismo tiempo, otro análisis encontró una relación inversa entre la asistencia al gimnasio y las tasas de positividad.

Ambos concluyen que los gimnasios no son los espacios más seguros pero que sí son más seguros que otros centros como bares o restaurantes (siempre que se cumplan con las medidas sanitarias) y que atendiendo a los resultados no existe una correlación entre las visitas al gimnasio y los positivos en COVID-19.

Finalmente, un estudio realizado en Rusia trató de reflejar la importancia de realizar ejercicio físico para tratar de reducir la gravedad del COVID-19, según la encuesta que realizaron la probabilidad de infectarse por COVID era un 26% mayor en aquellas personas que no hacían deporte regularmente y además era un 49% menos severo en aquellas personas que eran activas.

La investigación contó con una muestra de 7.800 personas de las cuales el 85% había ido a un gimnasio antes, el 9% entrenaba en la calle y el 6% no entrenaba desde que empezó la pandemia (marzo). Durante este periodo, el 85% (6630 personas) de los participantes no se contagió y el 15% (1170 personas) restante sí lo hizo.

Tras analizar los datos se vio que el riego de infección es mayor en aquellas personas que no hacían deporte y que es menor entrenar en un gimnasio donde se cumplen con las medidas sanitarias que en la calle.

Por tanto, todos los estudios llegan a la conclusión que la incidencia de coronavirus en los gimnasios es baja, y que, por tanto, no tiene ninguna relación con un aumento de casos positivos en coronavirus. De todos modos, estos estudios están realizadas en áreas específicas y cada país o zona puede tener una situación diferente.

Esta situación también ha afectado a los consumidores, donde en un estudio realizado recientemente por IHRSA se observa que el 66% de los consumidores afirma tener sentimientos positivos en su vuelta a la instalación deportiva. Esta vuelta se ha observado que ha sido motivada por diferentes aspectos siendo el principal la salud (70% de las personas). Además, estos mismos, afirmar que esta sensación de positividad al volver al gimnasio aumentaría hasta un 83% en caso de haber retornado ya.

Ante tanta incertidumbre y constantes cambios en la legislación ha hecho que se produzcan cambios en el sector, donde según ACSM en su encuesta mundial de tendencias del Fitness para 2021, lo más demandado será el entrenamiento online, una medida que muchos entrenadores y gimnasios han empezado a ofrecer como alternativa al cierre de los centros. Seguido de prendas de vestir tecnológicas que nos aportan información acerca de cómo está nuestra salud, como podrían ser los relojes inteligentes.

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